
Después que hace unos años nos costara acostubrarnos a escuchar el término metrosexual y a reconocer la existencia de este nuevo grupo de varones no gays caracterizados por el cuidado extremo de su apariencia, hoy me encuentro con este nuevo concepto: gastrosexual. Esta vez se trata de hombres que pasan cada vez más tiempo en la cocina, y que consideran a la comida y la gastronomía como elementos que definen su personalidad, a pesar de que no se dedican profesionalmente al tema. El término surge de un reciente estudio (The Emergence of Gastrosexual o El surgimiento del gastrosexual) patrocinado por una compañía dedicada a la producción de alimentos.
El término, como todas las etiquetas, resulta bastante odioso, pero apunta a una realidad que ya atrapa la atención de muchos fabricantes ávidos de nuevos consumidores. Al parecer hay muchos más hombres cocinando todos los días de los que pensamos, y para muchos de ellos la cocina es un hobby. Todo comienza queriendo impresionar y seducir a una mujer, pero en muchos casos termina conviertiéndose en una parte importante de la vida (me refiero a la cocina, no a la mujer; esa es oootra historia y no será tratada en este blog).
Así, los señores están dispuestos a invertir dinero en "caprichitos" como una cocina totalmente diseñada por Porsche,


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