
Para mí, esto marca una enorme diferencia y me haría la más feliz encontrar un café en la Ciudad de México que tuviera esta delicadeza con sus clientes. Aún cuando eso signifique cobrar un poco más (ya Starbucks nos cobra extra por... ¡mhhh! en realidad por NADA; y sin embargo, hay un montón de gente dispuesta a pagarlo).
Bueno, he aquí algo que puede distinguir a un cafecito de entre el montón de competidores. Ya no más cafés solitos, habrá que iniciar la era de los cafés con buena compañía.
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