jueves, 28 de agosto de 2008

De Alfonso Reyes


Sí, del autor que alguna vez definió a la Ciudad de México como la región más transparente del aire (qué lejos están aquellos tiempos); de aquel que, a decir de Borges, escribió la mejor prosa castellana de nuestro tiempo; de ese que escribió sobre innumerables temas (incluida la cocina) y en tódos los géneros literarios, va este delicioso poema, de inspiración erotico-gastronómica:

¡Ay, Salambó, Salambona,
ya probé de tu persona!

¿Y sabes a lo que sabes?
Sabes a piña y a miel,
sabes a vino de dátiles,
a naranja y a clavel,
a canela y azafrán,
a perejil y tomillo,
higo blando y dura nuez.
Sabes a yerba mojada,
sabes al amanecer.
Sabes a égloga pura
cantada con el rabel.
Sabes a leña olorosa,
pino, resina y laurel.
A moza junto a la fuente,
que cada noche es mujer.
Al aire de mis montañas,
donde un tiempo cabalgué.
Sabes a lo que sabía
la infancia que se me fue.
Sabes a todod los sueños
que a nadie le confesé.

¡Ay, Salambó, Salambona,
ya probé de tu persona!

Alianza del mito ibérico
y el mito cartaginés,
tienes el gusto del mar,
tan antiguo como es.
Sabes a fiesta marina,
a trirreme y a bajel.
Sabes a la Odisea,
sabes a Jerusalén.
Sabes a toda la historia,
tan antigua como es.
Sabes a toda la tierra,
tan antigua como es.
Sabes a luna y a sol,
cometa y eclipse, pues
sabes a la astrología,
tan antigua como es.
Sabes a doctrina oculta
y a revelación tal vez.
Sabes al abecedario,
tan antiguo como es.
Sabes a vida y a muerte
y a gloria y a infierno, amén.

Alfonso Reyes

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